Los gatos de angora fueron los primeros gatos pelilargos introducidos
en Europa, en el siglo XVI. Se importaron de la ciudad de Angora en Turquía (ahora Ankara), la misma que produjo la cabra de angora, conocida por su lana extremadamente suave, llamada mohair. El gato conquistó rápidamente a los aficionados.
No obstante, cuando la raza persa comenzó a ganar terreno, el auténtico angora prácticamente llegó a extinguirse como raza. Después de la Segunda Guerra Mundial volvió a despertar interés, y los criadores en Estados Unidos resucitaron la raza bajo el nombre de angora turco, usando gatos existentes y algunas importaciones directas del zoo de Ankara. Actualmente en Estados Unidos, se reconocen distintas variedades del angora turco.
El angora turco es un gato de pequeño a mediano tamaño, de cuerpo largo y esbelto, atlético y musculoso. Las hembras suelen pesar alrededor de los tres kilos y los machos adultos un poco más, hasta cuatro kilos y medio. Se incluye en la categoría II de FIFe, es decir, la de pelo semi-largo.
No obstante, cuando la raza persa comenzó a ganar terreno, el auténtico angora prácticamente llegó a extinguirse como raza. Después de la Segunda Guerra Mundial volvió a despertar interés, y los criadores en Estados Unidos resucitaron la raza bajo el nombre de angora turco, usando gatos existentes y algunas importaciones directas del zoo de Ankara. Actualmente en Estados Unidos, se reconocen distintas variedades del angora turco.
El angora turco es un gato de pequeño a mediano tamaño, de cuerpo largo y esbelto, atlético y musculoso. Las hembras suelen pesar alrededor de los tres kilos y los machos adultos un poco más, hasta cuatro kilos y medio. Se incluye en la categoría II de FIFe, es decir, la de pelo semi-largo.
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